INTERVIEW WITH LEOPOLDO MARTÍNEZ
Candidate for Congress, Virginia’s 11th District
Leopoldo, your life journey from Venezuela to the United States—after serving in Congress and facing political persecution—has been one of exile, resilience, and renewed public service. How has that experience shaped your values and your sense of civic duty in your adopted country?
Leaving Venezuela wasn’t just about finding safety, it changed my life’s purpose. As a Congressman who stood up to an authoritarian regime, I faced persecution and exile. That experience gave me a deep appreciation for democracy. When I came to the U.S., I felt a duty not just to be safe, but to serve. I’ve dedicated my life here to public service and now I’m running for Congress to help protect the promise of America for future generations.
You went on to build an impressive career across law, academia, and government, studying at Princeton and Harvard and later advising the U.S. Department of Commerce. Looking back, what lessons or moments along that path prepared you most for entering American politics?
Each part of my journey has shaped me to lead. At Princeton and Harvard, I learned how policy rooted in values can drive real change. Teaching constitutional law deepened my respect for the rule of law. At the Department of Commerce, I saw how the government can support workers and businesses. But the most important lessons came from listening to small business owners in Virginia and immigrant families facing tough challenges. I’ve learned that leadership means focusing on solutions, compassion, and results. That’s what I’ll bring to Congress.
Beyond your legal and policy work, you’ve also played a leading role in Latino advocacy through Latino Victory and the Center for Democracy & Development in the Americas. How do those experiences inform your vision for greater Latino participation and leadership in American democracy?
I helped start Latino Victory and lead the Center for Democracy & Development in the Americas because I believe Latino leadership is key to the future of our democracy. It’s not just about being represented, it’s about having real power to shape policy and be heard. I’ve worked to elect Latino leaders, fight for immigration reform, and expand economic opportunity. My vision is a democracy where Latinos have a seat at every table and our voices help shape the future of this country.
You’ve long worked to strengthen democratic institutions both at home and throughout Latin America. In your view, what can the United States do today—through its own democratic practices and foreign policy—to continue being a credible and inspiring example for the region?
As someone who’s fought for democracy in both Venezuela and the United States, I believe America must lead by example, by protecting voting rights, upholding the rule of law, and making human rights central to our foreign policy. In Latin America and the Caribbean, especially in countries like Venezuela, Cuba, and Nicaragua, we need a smarter strategy that blends pressure with engagement. Isolating these regimes completely often backfires, creating openings for China and Russia. A balanced approach, working with allies and relying on diplomacy, can better support civil society and encourage democratic change.
The U.S. should also address the root causes of migration by investing in economic opportunity, fighting corruption, and strengthening regional institutions. That means empowering partners like the Inter-American Development Bank and using tools like the U.S. Development Finance Corporation to spur inclusive growth. Right now, China is outspending us in the region. If we want to lead, we need to show up, with values-driven investments that promote stability, reduce migration, and reinforce democracy across the hemisphere.
Your platform emphasizes economic fairness, immigration reform, and the defense of federal institutions against politicization. If elected, how do you plan to turn these priorities into real, lasting policy?
I’ll focus on lowering costs for working families, expanding affordable housing, and supporting small businesses, especially those run by women, veterans, and immigrants. I’ll push for humane immigration reform with a path to citizenship and family unity. And I’ll work to protect our federal institutions by strengthening civil service laws and keeping government focused on people, not politics. I’m ready to turn these priorities into real results.
And finally, what ultimately led you to run for Congress—and what would you like voters to know about the kind of leadership you intend to bring to Washington at this pivotal time?
I’m running because the promise that brought me to this country is at risk. I’ve seen what happens when democracy is weakened and voices are silenced, but I’ve also seen the power of people coming together to fight back. I’ll be a voice for immigrants, working families, federal workers, and small business owners. In Congress, I’ll lead with principle, pragmatism, and the courage to defend our democracy, just as I’ve done before.
ENTREVISTA A LEOPOLDO MARTÍNEZ
Candidato al Congreso, 11° Distrito de Virginia
Leopoldo, tu trayectoria desde Venezuela hasta los Estados Unidos—tras haber servido en el Congreso y enfrentar la persecución política—ha sido una historia de exilio, fortaleza y un renovado compromiso con el servicio público. ¿De qué manera ha influido esa experiencia en tus valores y tu sentido del deber cívico en el país que te ha acogido?
Abandonar Venezuela no se trató únicamente de buscar seguridad; transformó el propósito de mi vida. Como congresista que se opuso a un régimen autoritario, sufrí persecución y exilio. Esa vivencia me brindó una profunda apreciación por la democracia. Al llegar a EE. UU., sentí la responsabilidad de no solo ser seguro, sino de contribuir. He dedicado mi vida al servicio público aquí y ahora me postulo para el Congreso con el fin de ayudar a salvaguardar la promesa de América para las generaciones futuras.
Has logrado construir una carrera notable en derecho, educación y gobierno, estudiando en las universidades de Princeton y Harvard, y posteriormente asesorando al Departamento de Comercio de EE. UU. Al reflexionar sobre ello, ¿qué lecciones o momentos a lo largo de ese trayecto te prepararon mejor para involucrarte en la política estadounidense?
Cada etapa de mi camino me ha preparado para liderar. En Princeton y Harvard, comprendí cómo una política basada en principios puede generar cambios significativos. Enseñar derecho constitucional aumentó mi respeto por el estado de derecho. En el Departamento de Comercio, observé cómo el gobierno puede respaldar a trabajadores y empresas. Sin embargo, las lecciones más valiosas provinieron de escuchar a pequeños empresarios en Virginia y a familias inmigrantes enfrentando grandes dificultades. He aprendido que el verdadero liderazgo implica enfocarse en soluciones, empatía y resultados. Eso es lo que llevaré al Congreso.
Además de tu labor en derecho y políticas, has tenido un papel destacado en la defensa de la comunidad latina a través de Latino Victory y el Centro para la Democracia y el Desarrollo en las Américas. ¿Cómo influyen esas experiencias en tu visión para fomentar una mayor participación y liderazgo latino en la democracia estadounidense?
Contribuí a fundar Latino Victory y liderar el Centro para la Democracia y el Desarrollo en las Américas porque estoy convencido de que el liderazgo latino es fundamental para el futuro de nuestra democracia. No se trata solo de tener representación, sino de contar con poder real para influir en las políticas y ser escuchados. He trabajado para elegir a líderes latinos, abogar por la reforma migratoria y ampliar las oportunidades económicas. Mi visión es una democracia en la que los latinos tengan un lugar en todas las mesas y nuestras voces participen en la construcción del futuro de este país.
Has estado comprometido durante mucho tiempo en fortalecer las instituciones democráticas tanto en el país como en toda América Latina. Desde tu perspectiva, ¿qué puede hacer hoy Estados Unidos—mediante sus prácticas democráticas y su política exterior—para seguir siendo un modelo creíble e inspirador para la región?
Como alguien que ha luchado por la democracia en Venezuela y en Estados Unidos, creo que América debe liderar con el ejemplo, protegiendo los derechos de voto, manteniendo la primacía del derecho y haciendo de los derechos humanos un pilar de nuestra política exterior. En América Latina y el Caribe, especialmente en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua, necesitamos una estrategia más inteligente que combine presión y compromiso. Aislar completamente a estos regímenes a menudo resulta contraproducente, creando oportunidades para China y Rusia. Un enfoque equilibrado, colaborando con aliados y apostando por la diplomacia, puede respaldar mejor a la sociedad civil y promover el cambio democrático.
Además, EE. UU. debe abordar las causas subyacentes de la migración invirtiendo en oportunidades económicas, combatiendo la corrupción y fortaleciendo las instituciones regionales. Esto implica empoderar a socios como el Banco Interamericano de Desarrollo y utilizar herramientas como la Corporación de Financiamiento al Desarrollo de EE. UU. para impulsar un crecimiento inclusivo. En la actualidad, China nos está superando en inversiones en la región. Si queremos ser líderes, debemos presentarnos con inversiones guiadas por valores que promuevan la estabilidad, reduzcan la migración y refuercen la democracia en todo el hemisferio.
Tu plataforma pone énfasis en la equidad económica, la reforma migratoria y la defensa de las instituciones federales contra la politización. Si resultas electo, ¿cómo planeas convertir estas prioridades en políticas efectivas y duraderas?
Me concentraré en reducir los gastos para las familias trabajadoras, aumentar la disponibilidad de vivienda asequible y apoyar a las pequeñas empresas, especialmente aquellas dirigidas por mujeres, veteranos e inmigrantes. Abogaré por una reforma migratoria humanitaria que incluya un camino hacia la ciudadanía y la unidad familiar. Además, trabajaré en la protección de nuestras instituciones federales, fortaleciendo las leyes del servicio civil y manteniendo al gobierno enfocado en las personas, no en la política. Estoy listo para convertir estas prioridades en resultados concretos.
Por último, ¿qué te motivó a postularte para el Congreso y qué deseas que los votantes sepan sobre el tipo de liderazgo que planeas llevar a Washington en este momento crucial?
Me postulo porque la promesa que me trajo a este país está en peligro. He sido testigo de lo que ocurre cuando se debilita la democracia y se silencia a las voces, pero también he visto el poder de la comunidad unida para resistir. Seré una voz para los inmigrantes, las familias trabajadoras, los empleados federales y los dueños de pequeñas empresas. En el Congreso, lideraré con principios, pragmatismo y el coraje necesario para defender nuestra democracia, tal como lo he hecho en el pasado.